URTXURIA

La cascada del Cubo

En la cabecera del río Irati hay un paraje conocido como la cascada de Itsuosino del cubo. Aquí, las aguas mansas del rió Urbeltza se tornaban bravas para recuperar la calma un poco más abajo, junto a la ermita de las Nieves.

El río Irati, tras el encuentro de las regatas Urbeltza y Urtxuria. A la derecha, el punto de información.Salto de agua de Itsuosin, también llamado cascada del Cubo.





CÓMO LLEGAR
La cascada del Cubo se encuentra a 112 kms de Pamplona, y 25 de Ochagavía, que es la localidad más cercana. Para llegar a este último pueblo hay que ir primero desde Pamplona a Lumbier por la N-240, luego por la NA-178 remontando hasta Ezcaroz y de allí a Ochagavía por la NA-140. En Ochagavía tomar la carretera local C-2012 que se adentra en el bosque de Irati, hasta la ermita de la virgen de las Nieves, donde se encuentran también las casas de Irati y el punto de información turística.

QUÉ HACER
Hay varios itinerarios marcados que permiten disfrutar de estos tramos iniciales del río Irati. Uno de ellos, circula por la orilla izquierda del río Urbeltza (a la derecha del puente, donde están las casas de Irati), y pasa cerca de la cascada del Cubo, sin entrar en ella. Son 3,3 kilómetros.
La otra senda es la que va desde las casas de Irati hasta el Chalé de Pedro (ocho kilómetros), por la orilla derecha ( camino a la izquierda) del río Urbeltza. Tras andar 1,5 kilómetros por la pista forestal, se abre a la derecha una senda marcada que desciende hasta la cascada del Cubo o de Itsuosin. Podemos volver por el mismo camino o continuar hasta el encuentro de las regatas Urbeltza y Errekaidorra, donde esta la muga internacional (6 kilómetros ida y vuelta). Otra posibilidad sería continuar la pista que asciende por terreno francés hasta el chalé de Pedro, aunque este trayecto está sin señalizar.
TEXTO: JOSÉ A. PERALES FOTOS: JOSÉ A. PERALES



Pocas emociones hay tan delicadas y relajantes como recorrer los tramos iniciales del río Irati en Navarra. Aquí, en medio de la regata Urbeltza, se encuentra la cascada del Cubo. Este salto de agua, conocido también como Itsuosin (el pozo ciego) rompe con fuerza la monotonía del agua cristalina que baja de los montes fronterizos.
El río Irati nace en Baja Navarra, cerca del chalet de Pedro, que es punto de referencia de los montañeros franceses, y cruza la muga franco-española por terrenos salacencos. Entre las cumbres de Malgorra y Aunzbide se abre paso el río Urbeltza que recibe aquí por la derecha a la regata Errekaidorra,la cual suele bajar con poca agua haciendo honor a su propio nombre ("río seco", en euskera).
Aunque se llaman de modo diferente según los tramos por los que pasan, estos cursos de agua forman parte del propio río Irati, bautizado así oficialmente unos tres kilómetros más abajo de la muga. Es precisamente junto a las casas de Irati (o casas del Rey), donde se juntan las regatas blanca y negra (Urtxuria y Urbeltza), que recorren juntas el tramo de río que lleva hasta el pantano de Irabia. Este último recibe también por otro lado -justo en el límite entre Salazar y Aezkoa- las aguas de las regatas Kontrasario y Egurgio que, procedentes de la parte francesa (muga 225), alimentan también el embalse.
Blancas y negras
Además de ofrecer bellos paisajes, estos tramos iniciales del río Irati son lugares llenos de una poesía popular que ha quedado prendida en los hidrónimos. Como dice el montañero Txema Arenzana, guía de este reportaje, "la regata Urtxuria (agua blanca) se llama así por el color claro que tienen las piedras del lecho, y el Urbeltza (aguas negras) por el oscuro color del fondo de la regata", en la que se reflejan también los sombríos árboles del bosque. Así es que el río Irati, es resultado de dos regatas complementarias (blanca y negra), que van juntas al encuentro del embalse. "Este pantano se construyó en 1922, para retener las aguas de aquellas regatas fronterizas, y bajar con su impulso la madera cortada en los bosques", añade el guarda del pantano, Jesús Galduroz.
Con frecuencia se transmite la imagen de Irati como un lugar salvaje. El propio nombre de "selva" evoca esta percepción. Y de hecho, hay lugares que -tras el abandono de la explotación intensiva de la madera- han recuperado buena parte de su antigua naturalidad. Sin embargo, no hay que olvidar que este ha sido un lugar bastante humanizado, y que buena parte de sus atractivos turísticos actuales -como el propio embalse, con sus aguas verdes-, tienen que ver con viejos aprovechamientos que transformaron el entorno primigenio. Este es también el caso de la cascada del Cubo. Situada en medio de la regata Urbeltza, esta bella catarata corresponde a un viejo salto de agua que fue agrandado por los antiguos barranqueadores en el tiempo en que se explotaba también el monte de la Cuestión. "Antaño, el cauce era aquí más estrecho, pero en los años cuarenta, se pusieron unas cargas de dinamita con el fin de romper la roca en la orilla derecha, y permitir así la retención de mayor cantidad de agua y evitar que los maderos se amontonaran en este punto", dice Adrián Iriarte, guarda de la Junta del valle de Salazar. "Un kilometro más arriba, en la unión de Urbeltza y Errekaidorra, había una pequeña represa para retener el agua, y hacer descender la madera, a pantanadas, hasta la siguiente esclusa, situada cerca del actual punto de información, desde donde se repetía la operación hasta llegar al embalse de Irabia ". Gracias a esta técnica, se sacaban de Lizardoia y de Auztegía los abetos empleados luego en la construcción de barcos. De hecho, los mástiles del Juan Sebastián Elcano, buque insignia de la armada española botado en 1927, salieron de Lizardoia por el río Urbeltza. "En aquellas época, se utilizaba el cable (sistema de sirgas apoyadas en pilonas o torretas) para sacar la madera del monte, y luego -como no había camiones- se transportaba a través del río, mediante la técnica del barranqueo", añade Galdúroz.
La poza ciega
La cascada del Cubo se llama así por la forma cúbica que tiene el tramo del río donde se encuentra. El citado paraje se denomina también Itsuosin (pozo ciego) en alusión a una de las dos pozas principales que hay debajo de la cascada. "Antaño, la poza principal tenía más de cinco metros de profundidad. Pero luego, al romperse las esclusas, se rellenó de piedras, y hoy no tiene más de metro y medio de hondura", recuerda Iriarte.
Hoy, la cascada del Cubo ha quedado como uno de los atractivos principales de este rincón de la selva de Irati por el que se accede a la zona de Auztegia y a la reserva integral de Lizardoia. Esta última pertenece al monte de la Cuestión-Zabaleta, y constituye uno de los parajes mejor conservados de la selva de Irati. En estos bosques de abetos y de hayas, especies dominantes, encuentran refugio el jabalí, el ciervo, el corzo, e incluso la marta, cuya presencia es una prueba de bosque bien conservado.
Pero además de naturaleza y paisaje, este rincón del Pirineo alberga también curiosas historias ligadas a la frontera.
A diferencia de otros puestos más visibles, como el del puerto de Larrau, los pasos de Errekaidorra y de Ibarrondoa (por donde cruzan las regatas de Urbeltza y Urtxuria, respectivamente) han sido poco frecuentados debido a su lejanía de los núcleos habitados. "La gente de Ochagavía, que queda a 26 kilómetros, utilizaban más el puerto de Larrau, en las faldas del Pico de Ori, y la de Orbaitzeta, el puerto de Azpegui, al que se accede por la fábrica de armas. En cambio estos pasos interiores de la selva de Irati, los usaban solo los ganaderos, leñadores, y otros trabajadores del monte que, como los guardas de los valles de Salazar y Aezcoa, vivían en las casas forestales de Irati. "Mi abuelo Teófilo Eseberri, que ahora tendría 93 años, pasó treinta y tres en la casa de Irati, junto a la ermita de las Nieves. El me contaba que en la posguerra anduvieron por aquí los maquis". Concretamente, en los años 40 y 50 algunos miembros de la guerrilla antifranquista, estaban refugiados en el Irati francés, y pasaban a veces a este lado por las mugas de Ibarrondoa (234), Errekaidorra (231) y Egurgio (225). Estos tres pasos corresponden respectivamente a las regatas de Urtxuria, Urbeltza y Kontrasario, que son los hilos transfronterizos del río Irati.
Antaño, los hombres que andaban por aquí solían ser personas aguerridas, y algunos también gentes fuera de la ley, que llevaban a veces el fusil, el hacha al hombro y cartuchos de dinamita en el bolsillo."Mi abuelo contaba que un año, que andaba con prisa por coger unas truchas con las que celebrar la comunión de un hijo, metió una carga de dinamita en Itsuosin, pero dada la profundidad del pozo no llegó a coger más que una caladura de agua" , dice Adrián. Hoy la dinamita está prohibida, y los únicos que andan por estos lugares son los montañeros, los guardabosques, y algunos pacíficos turistas que vienen a regalarse la vista y el oído en estas placidas regatas llenas de peces y poesía.